Vitamina C

Las vitaminas son compuestos imprescindibles para la vida, que al ingerirlos de forma equilibrada y en dosis esenciales promueven el correcto funcionamiento fisiológico.

Las vitaminas no pueden ser sintetizadas (elaboradas) por el organismo (a excepción de la vitamina D), por lo que éste solo puede obtenerlas a través de los alimentos naturales o de un aporte a través de suplementos nutricionales.

Las vitaminas se pueden clasificar según su solubilidad: si lo son en agua, hidrosolubles, y si lo son en lípidos (grasas), liposolubles. En los seres humanos hay 13 vitaminas, 9 hidrosolubles (8 del complejo B y la Vitamina C) y 4 liposolubles (A, D, E y K).

La vitamina C, también llamada ácido ascórbico, es una vitamina hidrosoluble, necesaria para el crecimiento y desarrollo normales. El cuerpo almacena una pequeña cantidad de esta vitamina y las cantidades sobrantes, se eliminan con la orina. Para evitar escasez de vitamina C, hay que tomarla regularmente.

Es un nutriente esencial para el ser humano, aunque carecemos del mecanismo para su síntesis. Excepto los humanos y demás primates, cobayas y murciélagos; los demás mamíferos, sintetizan la vitamina C de forma natural en el hígado.

Las plantas sí que producen vitamina C, y a través de la dieta, suponen nuestra principal fuente de esta vitamina.

La vitamina C se necesita para el crecimiento y reparación de tejidos en todas las partes del cuerpo, como por ejemplo piel, tendones y ligamentos, para curar heridas y cicatrizar, mantener el cartílago, huesos y dientes,…

La vitamina C también es antioxidante, es decir, bloquea el daño causado por los radicales libres.

Como hemos comentado, el cuerpo humano no puede producir vitamina C por sí mismo, ni almacenarla, por lo que es muy importante incluir alimentos que contengan esta vitamina en nuestra dieta diaria.

Tradicionalmente, la vitamina C se ha usado como tratamiento y preventivo para resfriado común, y si bien no se ha podido demostrar científicamente, si que se ha comprobado, que los resfriados se pasan más cortos y los síntomas, más leves.

 

Las principales fuentes alimenticias de vitamina C, son todas las frutas y verduras, ya que todas contienen alguna cantidad de vitamina C, pero especialmente crudas o sin cocer.

Tomar poca cantidad de vitamina C puede producir síntomas, que implican enfermedades como la anemia, gingivitis y encías sangrantes, cabello con puntas partidas, formación de hematomas, mala cicatrización,  dolor de articulaciones, etc.

La principal enfermedad grave debida a la deficiencia de vitamina C, es el escorbuto.

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